sábado, 14 de noviembre de 2009

SISTEMAS DEL CUERPO HUMANO

APARATO CIRCULATORIO


El aparato circulatorio es el sistema de transporte interno del organismo. Su objetivo es llevar elementos nutritivos y oxígeno a todos los tejidos del organismo, eliminar los productos finales del metabolismo y llevar las hormonas desde las correspondientes glándulas endócrinas a los órganos sobre los cuales actúan. Durante este proceso, regula la temperatura del cuerpo. Aparato Circulatorio Humano: El Aparato Circulatorio comprende: corazón, vasos sanguíneos, vasos linfáticos, sangre, linfa. Vasos Sanguíneos: hay tres tipos de vasos sanguíneos, arterias, venas y capilares. Arterias: su función es llevar la sangre desde el corazón hasta los tejidos. Tres capas forman sus paredes, la externa o adventicia de tejido conectivo, la capa media de fibras musculares lisas y la interna o íntima formada por tejido conectivo y por dentro de ella se encuentra una capa muy delgada de células que constituyen el endotelio. Venas: restituyen la sangre de los tejidos al corazón. Al igual que las arterias, sus paredes están formadas por tres capas diferenciándose de las anteriores sólo por su menor espesor, sobre todo al disminuir la capa media. Las venas tienen válvulas que hacen que la sangre fluya desde la periferia hacia el corazón o sea que llevan la circulación centrípeta. Capilares: son vasos microscópicos situados en los tejidos, que sirven de conexión entre las venas y arterias; su función más importante es el intercambio de materiales nutritivos, gases y desechos entre la sangre y los tejidos. Sus paredes se componen de una sola capa celular, el endotelio que se continúa con el mismo tejido de las venas y arterias en sus extremos. La sangre no se pone en contacto directo con las células del organismo, sino que éstas son rodeadas por un líquido intersticial que las baña; las sustancias se difunden desde la sangre por la pared de un capilar por medio de poros que éstos tienen y atraviesan el espacio ocupado por líquido intersticial para llegar a las células. Las arterias antes de transformarse en capilares son un poco más pequeñas y se llaman arteriolas y cuando el capilar pasa a ser vena nuevamente hay un paso intermedio en el que son venas más pequeñas llamadas vénulas; los esfínteres precapilares ramifican los canales principales, abren o cierran otras partes del lecho capilar para satisfacer las variadas necesidades del tejido. De esta manera, los esfínteres y el músculo liso de venas y arterias regulan el suministro de sangre a los órganos. Vasos Linfáticos: son un sistema auxiliar para el retorno de líquido de los espacios tisulares a la circulación; el líquido intersticial entra en los capilares linfáticos, se convierte en linfa y luego es llevado a la unión con el sistema vascular sanguíneo y se mezcla con la sangre. Los capilares linfáticos se reúnen y forman vasos linfáticos cada vez mayores que tienen válvulas para evitar el reflujo igual a las venas. Bazo: es un órgano linfático, situado en la parte izquierda de la cavidad abdominal. En él se produce la continua destrucción de los glóbulos rojos envejecidos; su principal función está vinculada con la inmunidad; como órgano linfático está encargado de producir linfocitos (que son un tipo de globulos blancos) que vierte a la sangre circulante y toma parte en los fenómenos necesarios para la síntesis de anticuerpos. A pesar de todas estas funciones, el bazo no es un órgano fundamental para la vida. Su forma es oval y con un peso de 150 gr, lo cual varía en situaciones patológicas. Macroscópicamente se caracteriza por la alternancia entre estructuras linfoides y vasculares, que forman respectivamente la pulpa blanca y la pulpa roja. La arteria esplénica entra en el órgano y se subdivide en arterias trabeculares, que penetran en la pulpa blanca como arterias centrales y una vez que salen de ella se dividen en la pulpa roja. La pulpa blanca está formada por agregados linfocitarios formando corpúsculos, atravesados éstos por una arteria. La pulpa roja está formada por senos y cordones estructurados por células endoteliales y reticulares formando un sistema filtrante y depurador capacitado para secuestrar los cuerpos extraños de forma irregular y de cierta dimensión. En síntesis las funciones del bazo son múltiples: interviene en los mecanismos de defensa del organismo; forma linfocitos e indirectamente anticuerpos; destruye los glóbulos rojos envejecidos; cuando disminuye la actividad hemopoyética (que es la formación de los glóbulos de la sangre) de la médula, es capaz de reemprender rápidamente dicha actividad. Por otra parte como contiene gran cantidad de sangre, en estado de emergencia puede aumentar con su contracción la cantidad de sangre circulante, liberando toda aquella que contiene. Dinámica de la Circulación: El latido del corazón es iniciado y regulado por el nódulo sinusal que se encuentra en la parte superior de la aurícula derecha y del nacimiento automático de este nódulo pasa el estímulo hacia el resto del corazón por el tejido de Purkinje. Cuando el nódulo sinusal por cualquier enfermedad no produce el latido automático las otras zonas que constituyen la red o el tejido de Purkinje pueden latir con ritmos de frecuencia inferiores. La aurícula derecha recibe la sangre de todo el cuerpo (excepto los pulmones) por vía de dos grandes venas: la vena cava superior (sangre de la cabeza, brazos y parte superior del cuerpo) y la vena cava inferior (sangre de miembros inferiores y parte inferior del cuerpo). La aurícula derecha se contrae abriendo la válvula tricúspide (que es la que separa la aurícula del ventrículo derecho) que permite el avance de la sangre al ventrículo derecho. La contracción del ventrículo derecho cierra la válvula tricúspide y abre la válvula pulmonar semilunar de ese lado impulsando a la sangre por la arteria pulmonar hacia los pulmones. Desde los pulmones la sangre regresa a la aurícula izquierda por las venas pulmonares. Este es el único caso donde una vena lleva sangre oxigenada ya que normalmente la sangre oxigenada va por todo el sistema arterial y la sangre con desechos y menor contenido de oxígeno va por la red venosa. Sin embargo en este caso existe una excepción donde la arteria pulmonar, que sale del ventrículo derecho, lleva sangre no oxigenada o de desecho hacia los pulmones y de los pulmones vuelven las venas pulmonares con la sangre oxigenada para la parte del corazón izquierdo, la aurícula izquierda se contrae abriendo la válvula mitral (que es la que separa la aurícula del ventrículo izquierdo) que permite el paso de la sangre al ventrículo izquierdo. La contracción del ventrículo izquierdo cierra esta válvula, abre la válvula aorta semilunar y envía la sangre a través de la aorta a todo el sistema menos los pulmones. Toda porción de sangre que entre en la aurícula derecha debe dirigirse a la circulación pulmonar antes de alcanzar el ventrículo izquierdo y de ahí ser enviada a los tejidos. El tejido nodal regula el latido cardíaco que consta de una contracción o sístole, seguida de relajación o diástole. Las aurículas y ventrículos no se contraen simultáneamente; la sístole auricular aparece primero, con duración aproximada de 0,15', seguida de la sístole ventricular, con duración aproximada de 0,30'. Durante la fracción restante de 0,40', todas las cavidades se encuentran en un estado de relajación isovolumétrica (situación donde no hay cambio de volumenes en ninguna de las cuatro cámaras del corazón). Ciclo Cardíaco: La función impulsora de sangre del corazón sigue una sucesión cíclica cuyas faces, a partir de la sístole auricular, son las siguientes: a) Sístole auricular: la onda de contracción se propaga a lo largo de ambas aurículas estimuladas por el nodo o nódulo sinusal o sinoauricular. El corazón tiene el manejo automático-eléctrico pero por otro lado las válvulas y las cámaras se abren y cierran de acuerdo a la diferencia de presiones que la sangre tenga en cada una de ellas. El ventrículo tiene sangre en su interior proveniente de la diferencia de presiones en cuanto a que hay mucha sangre en las aurículas y poca en los ventrículos y eso hace que las válvulas se abran y pase la sangre de las aurículas a los ventrículos, luego al final para ayudar a la poca sangre que queda en las aurículas a que pasen al ventrículo se produce la llamada sístole auricular. b) Sístole ventricular: comienza a contraerse el ventrículo, con aumento rápido de su presión. En ese momento se cierran las válvulas tricúspide y mitral para que la sangre no refluya hacia las aurículas y el aumento de presiones que sobreviene hace que se abran las válvulas semilunares aórtica y pulmonar y que pase la sangre hacia la aorta y hacia la arteria pulmonar produciéndose el primer tono de los ruidos cardíacos. c) Aumento de la presión en los ventrículos; las válvulas semilunares se mantienen cerradas hasta que la presión de los ventrículos se equilibre con la de las arterias. d) Cuando la presión intraventricular sobrepasa a la de las arterias, se abren las válvulas semilunares y la sangre se dirige por las arterias aorta y pulmonar. e) Diástole ventricular: los ventrículos entran en relajación activa, su presión interna es inferior a la arterial por lo que las válvulas semilunares se cierran produciendo el segundo ruido cardíaco. f) Descenso de la presión con relajación de las paredes ventriculares, las válvulas tricúspide y mitral siguen cerradas (la presión ventricular es mayor que la auricular) por lo que no sale ni entra sangre en los ventrículos; aunque sí penetre sangre en las aurículas al mismo tiempo. g) La presión intraventricular es inferior a la auricular porque la aurícula se va llenando de sangre lo que produce una diferencia de presiones con lo cual se abren nuevamente las válvulas tricuspide y mitral y se reinicia el ciclo. Latido Cardíaco: El corazón de una persona en reposo impulsa aproximadamente 5000 ml de sangre por minuto que equivalen a 75 ml por latido. Esto significa que en cada minuto pasa por el corazón un volumen de sangre equivalente a toda la que contiene el organismo humano. Durante un ejercicio físico intenso el gasto cardíaco (volumen de sangre impulsado por el corazón), puede llegar hasta 30 litros por minuto (30000 ml/min). Presión arterial o presión sanguínea: La fuerza de la contracción cardíaca, el volumen de sangre en el sistema circulatorio y la resistencia periférica (que es la resistencia que oponen las arterias y venas ya que éstas también se contraen porque tienen una capa media que produce esa contracción y/o relajación) determinan la presión arterial. Esta presión aumenta con la energía contráctil, con el mayor volumen de sangre y con la energía de la constricción muscular, mientras que disminuye en la situación contraria. Con cada contracción y relajación de los ventrículos aumenta y disminuye la presión. La presión sistólica, es la más elevada y corresponde a la sístole ventricular; y la presión diastólica es menor y corresponde a la diástole ventricular. La diferencia entre las presiones sistólica y diastólica se llama presión diferencial.

APARATO DIGESTIVO



En este aparato se lleva a cabo el proceso de la digestión que consiste en ingestión, transporte, digestión y absorsión del alimento. Estos procesos pueden ser realizados a través de la secreción de hormonas y enzimas. Aparato digestivo en el hombre: Consta de cavidad bucal, faringe, esófago, estómago, intestino delgado e intestino grueso. Glándulas anexas: glándulas salivales, hígado, páncreas, ano y recto. Intestino grueso: está formado por tres partes: el colon ascendente, el colon transverso y el colon descendente que desemboca en el recto. Intestino delgado: está formado por tres partes, la primera es el duodeno, la segunda es el yeyuno y la tercera es el ileón. Recto: recibe los desechos provenientes del colon para su expulsión definitiva. La distensión del recto y el estímulo resultante de los nervios de sus paredes es lo que despierta el deseo de defecar; si este aviso se desatiende, el recto se adapta al nuevo tamaño, el estímulo se reduce y por fin desaparece. Glándulas digestivas: En la transformación de las sustancias alimenticias en asimilables toman parte, por medio de sus fermentos característicos, las glándulas digestivas. Las salivales están formadas por tres pares: las parótidas, muy voluminosas cuya inflamación origina las "paperas"; las sublinguales, colocadas debajo de la lengua, y las submaxilares. Las glándulas que ejercen su función en el estómago segregan el jugo gástrico, que contiene ácido clorhídrico. El hígado es una masa voluminosa rojo-oscura que segrega la bilis; interviene en la digestión de las grasas. El páncreas, de color grisáceo y alargado, segrega el jugo pancreático, que desempeña un importante papel en la digestión de las grasas, de las féculas y de las albúminas. Además, existen millones de glándulas intestinales que originan el jugo entérico, cuyos fermentos acaban la digestión de los alimentos. Jugos Digestivos Jugo Pancreático: es un líquido incoloro, viscoso y ligeramente opalescente que contiene sales y enzimas. Las principales sales son el bicarbonato de sodio y el cloruro de sodio. Las enzimas que contiene son: tripsina, amilasa y lipasa que actúan en ambiente alcalino y se encargan de degradar las proteínas, almidón y grasas neutras. La secreción del jugo pancreático comienza pocos minutos después de haber tomado el alimento y aumenta rápidamente, durante cerca de tres horas. Jugo Intestinal: el principal estímulo para su secreción es la presencia del quimo en el segmento intestinal. Lo conforman diversas enzimas: erepsina, lipasa, amilasa, sacarosa, maltasa, lactasa y nucleasa cuya función es la de continuar con la degradación molecular que se lleva a cabo en el proceso de la digestión. Bilis: para que la digestión pueda desarrollarse regularmente en el intestino es necesaria la presencia de bilis, líquido de color amarillo-verdoso, segregado continuamente por las células hepáticas (hígado). Los principales componentes de la bilis son: sales biliares, ácidos grasos, colesterol, mucina, pigmentos, sales inorgánicas y agua. Y sus principales funciones en el intestino consisten en la digestión de los lípidos y en la absorción de las grasas y de las vitaminas liposolubles (vitamina A y D). Dinámica de la digestión La digestión se inicia en la boca y termina en el recto. En la boca se llevan a cabo los primeros pasos de la deglución: la trituración de los alimentos, a la que sigue la insalivación (secreción de las glándulas salivares). La saliva transforma el almidón en dextrina y azúcar y une los fragmentos de los alimentos masticados en un único cuerpo que es el bolo alimenticio. El bolo alimenticio es lanzado desde la lengua hasta el borde de la garganta y luego, por los músculos faríngeos, al esófago, a través del cual, mediante una serie de movimientos peristálticos, desemboca en el estómago. En éste se encuentra el jugo gástrico que contiene ácido clorhídrico y dos fermentos que son la pepsina y el coágulo; la pepsina junto con el ácido clorhídrico transforma la substancia albuminosa en substancia absorbible; el coágulo fermenta la leche. Al contenido del estómago e intestino delgado se les da el nombre de quimo. En el estómago, el almidón y las sustancias amiláceas prosiguen las transformaciones que la saliva comenzó y el jugo gástrico completará en el intestino. El quimo sufre entonces una serie de transformaciones a lo largo del intestino; la primera de ellas por efecto del jugo pancreático (segregado por el páncreas) que, con uno de sus componentes, la esteapsina, actúa sobre las grasas neutras, mientras que otro componente, la tripsina, actúa sobre las sustancias proteicas. El quimo también se pone en contacto con la bilis, segregada por el hígado, que, además de una acción sobre las sustancias proteicas, ejerce una importante acción emulsionante sobre las grasas alimenticias, así como una acción antiputrefacción sobre las sustancias alimenticias nitrogenadas; ésta tiene el poder de reforzar los procesos digestivos intestinales. El jugo entérico, por último, que no actúa sobre las sustancias proteicas, contiene la quimosina que coagula la leche, y la invertina que actúa sobre el almidón. Todas las sustancias no utilizables son expulsadas a través de la desembocadura del tubo digestivo. A la digestión sigue la absorción del material no elaborado, llamado quilo. El fin del proceso digestivo es el de transformar los alimentos digeridos en sustancias solubles fácilmente difusibles y absorbibles. La absorción del quilo se hace a través de numerosos vellos que posee la mucosa intestinal: cada uno de ellos contiene un capilar rodeado por pequeños vasos quilíferos en los cuales penetra la grasa. Una vez en circulación, el quilo llega a la sangre y se pone en contacto con las distintas células. Los vellos intestinales se encuentran en el intestino delgado y están durante la digestión en continuo movimiento, alargándose y acortándose por acción de las fibras musculares, de las que están provistos. En el intestino delgado tiene lugar la absorción de agua y sales, de hidratos de carbono en forma de glucosa (azúcar simple); de las proteínas en forma de aminoácidos y de las grasas como ácidos grasos. A continuación, en la primera porción del intestino grueso (intestino ciego), se realiza la absorción casi total de las sustancias que han pasado del intestino delgado; los principios alimenticios se reducen al 5% de su contenido inicial. En el intestino grueso el material intestinal se hace más consistente y se ve expuesto a escisiones fermentativas de las amidas y a escisiones putrefactas de las proteínas; en este nivel tiene características de heces líquidas. Los productos de la putrefacción, que son notablemente tóxicos, son inocuos para la actividad del hígado, que los transforma en productos que, a su vez, son eliminados por la orina. Las escisiones fermentativas y putrefactas son obra de la flora bacteriana intestinal; estas bacterias no se encuentran en los segmentos anteriores del aparato digestivo debido a que la acidez del jugo gástrico hace imposible su supervivencia en los mismos. En el intestino grueso también se desarrolla la absorción del agua contenida en el material líquido formando una masa más consistente, y las glándulas de la mucosa segregan un moco que sirve para lubricar la masa fecal que debe pasar del intestino al recto. La progresión de esta masa se hace a través de movimientos peristálticos distanciados en largos intervalos. La defecación es un acto reflejo, pero se puede controlar (hasta cierto punto) por la voluntad. Las heces, en el momento de su expulsión, están formadas en un 65% de agua y el resto de bacterias en gran cantidad (en su mayoría muertas antes de su eliminación), por sustancias derivadas de la escisión, fermentación y putrefacción, productos de la secreción intestinal, pigmentos biliares y sales minerales.


SISTEMA ENDOCRINO


Las actividades de las distintas partes del cuerpo están integradas por el sistema nervioso y las hormonas del sistema endócrino. Las glándulas del sistema endócrino secretan hormonas que difunden o son transportadas por el torrente circulatorio a otras células del organismo regulando sus actividades. Las glándulas de secreción interna desempeñan un papel primordial en el mantenimiento de las constancia de la concentración de glucosa, sodio, potasio, calcio, fosfato y agua en la sangre y líquidos extracelulares.
La secreción se verifica mediante glándulas diferenciadas, las cuales pueden ser exócrinas (de secreción externa) o endócrinas (de secreción interna). Llamamos glándulas exócrinas a las que están provistas de un conducto por el que vierten al exterior el producto de su actividad secretora, tales como el hígado, las glándulas salivales y las sudoríparas. Y las glándulas endócrinas son aquellas que carecen de conducto excretor y por lo tanto vierten directamente a la sangre su contenido, como por ejemplo, la tiroides, el timo, etc. Existen además las mixtas que producen secreciones internas y externas, como ocurre con el páncreas (produce jugo pancreático e insulina) y el hígado.
Las glándulas endócrinas tienen muchísima importancia, debido a que son capaces de elaborar complejas sustancias con los ingredientes que extraen de la sangre y de la linfa. Estos compuestos, las hormonas, poseen cualidades altamente específicas.
Cada glándula endocrina fabrica su producto o productos característicos dotados de propiedades físicas, fisiológicas o farmacológicas especiales.
Hormona: es una sustancia secretada por células de una parte del cuerpo que pasa a otra parte, donde actúa en muy pequeña concentración regulando el crecimiento o la actividad de las células. En el sistema endócrino distinguimos tres partes: célula secretoria, mecanismo de transporte y célula blanco, cada una caracterizada por su mayor o menor especificidad. En general cada hormona es sintetizada por un tipo específico de célula.
Las hormonas pueden ser divididas en:
- Glandulares: son elaboradas por las glándulas endócrinas y vertidas por éstas directamente a la sangre que las distribuye a todos los órganos, donde luego ejercen sus funciones. Se subdividen en dos grupos según cumplan una acción excitante o moderadora sobre la función de los órganos sobre los que influyen.
- Tisulares o aglandulares: están formadas en distintos órganos y sin correlación ni interdependencia entre ellos; su acción es exclusivamente local y la ejercen en el órgano en que se forman o en los territorios vecinos.
Bajo el aspecto químico, las hormonas pueden dividirse en dos grandes clases:
a) hormonas esteróideas: a las cuales pertenecen las corticosuprarrenales y sexuales.
b) hormonas proteicas: (verdaderas proteínas o aminoácidos más o menos modificados), a las cuales pertenecen las hormonas tiróideas, hipofisarias, pancreáticas y paratiróideas.
Las características físico-químicas de las hormonas son: facilidad de solubilidad en los líquidos orgánicos, difusibilidad en los tejidos y resistencia al calor.
La modalidad de la secreción hormonal por parte de las glándulas endócrinas no es todavía bien conocida ya que falta saber con exactitud si se produce de manera continua o es almacenada en la glándula y vertida a la circulación en el momento de su utilización, o si se produce únicamente cuando es necesario utilizarla, o si una pequeña parte es puesta continuamente en circulación.
Las principales glándulas son:
La glándula pituitaria o hipófisis: es un pequeño corpúsculo situado sobre la silla turca del esfenoides (éste es un hueso que se encuentra muy cerca del centro de la cabeza); se divide en una porción anterior, adenohipófisis, en una parte intermedia y otra posterior o neurohipófisis, cada una de las cuales produce las siguientes hormonas:
Porción anterior:
En la denohipófisis se segregan las siguientes hormonas:
a) somatotrofina u hormona del crecimiento: estimula el crecimiento corporal al ejercer su acción sobre los cartílagos de crecimiento de los huesos; modifica el metabolismo de grasas, proteínas e hidratos de carbono.
b) adrenocorticotrofina (ACTH): estimula la secreción de las hormonas corticosuprarrenales.
c) hormona estimulante folicular (FSH): estimula la formación del folículo de Graaf del ovario y de los túbulos seminíferos del testículo.
d) hormona luteinizante: regula la producción y liberación de estrógenos y progesterona por el ovario y de testosterona por el testículo.
d) prolactina: mantiene la secreción de estrógenos y progesterona; estimula la secreción de leche a través de las mamas.
e) tirotrofina: estimula la tiroides y la formación de tiroxina.
Porción intermedia:
a) intermedina o estimuladora de melanocitos (MSH): regula la distribución de los pigmentos.
Lóbulo posterior:
a) occitocina: actúa a nivel del útero favoreciendo las contracciones en el momento del parto y a nivel mamario facilitando la secreción de la leche.
b) vasopresina: estimula la contracción de los músculos lisos; acción antidiurética sobre los túbulos del riñón.
La extirpación de esta glándula y la disminución de la liberación de estas hormonas producen el enanismo, y su hipertrofia, el gigantismo; de su lóbulo posterior se extrae la pituitina, que ejerce su acción sobre la tensión sanguínea; y la glándula pineal o epífisis (que no se extrae de la hipófisis por ser una glándula independiente), situada sobre el tercer ventrículo y delante de los tubérculos cuadrigéminos, y que, si se le extirpa a un niño, le ocasiona madurez corporal precoz y un anticipado desarrollo intelectual (niños prodigio).
Las paratiroides: son cuatro masas de tejido del tamaño de un guisante pequeño, diseminadas en la parte anterior y posterior de la tiroides.
Hormona paratiróidea: interviene en la regulación del metabolismo del calcio, controlando el equilibrio calcio-fósforo a nivel de los huesos, sangre y riñones. Su extirpación o lesión provoca la tetania, que puede asfixiar al paciente.
La glándula tiroides: formada por dos lóbulos y localizada en el cuello a cada lado de la tráquea; tiene un riego sanguíneo extraordinariamente rico. Las hormonas que segrega son:
a) tiroxina: contiene gran cantidad de yodo. Acelera los procesos oxidativos liberadores de energía en todos los tejidos corporales, aumenta la actividad de diversas enzimas que intervienen en el metabolismo de los carbohidratos y en la fosforilación oxidativa. Por sus efectos metabólicos, la tiroxina influye extraordinariamente en el crecimiento corporal, el desarrollo del sistema nervioso de relación. Su hinchazón produce "bocio"; si se le extirpa a un adulto origina debilidad muscular, hinchazón de la piel, etc.; y si es a un niño a quien se le extirpa, le sobreviene, además, deformidad física y deficiencia mental, degenerando en raquitismo, enanismo o cretinismo.
b) calcitonina: actúa con la hormona paratiróidea para regular la concentración de calcio en la sangre. Sus efectos se unen a los de la hormona paratiróidea. Inhibe la reabsorción ósea y disminuye la concentración de calcio en la sangre y líquidos corporales.
El Timo: se encuentra situado centralmente en la cavidad toráxica, justo por delante del corazón. El timo es relacionado fundamentalmente con la inmunidad y a menudo con el crecimiento orgánico; se ha pensado que elabora una hormona estimulante del desarrollo. Su extirpación retarda el desarrollo del esqueleto del niño (raquitismo), que puede degenerar en imbecilidad.
El páncreas: se encuentra en la parte superior de la cavidad abdominal, extendiéndose a lo largo del borde inferior del estómago. Las hormonas que segrega son:
a) glucagón: estimula la conversión de glucógeno hepático en glucosa de la sangre, favoreciendo el aumento de la glucosa circulante.
b) insulina: aumenta la utilización de la glucosa por el músculo y otros tejidos, reduce la concentración de azúcar en la sangre; aumenta los depósitos del glucógeno y el metabolismo de la glucosa.
Cuando tiene un funcionamiento defectuoso, impide que su hormona, la insulina, pueda llegar a la sangre; por ello no hay combinación del oxígeno con la glucosa, la cual permanece inalterada, aumentando su cantidad y provocando como consecuencia la diabetes. Entonces, el organismo procura eliminar este exceso de azúcar por medio de la orina, y de ahí que el análisis de ésta sea un excelente diagnóstico de la enfermedad; la inyección de insulina es una alternativa eficaz para este problema. Esta hormona es antagónica de la adrenalina.
Las glándulas suprarrenales: están situadas en el extremo superior de cada riñón. Diferenciamos en ellas dos porciones totalmente independientes: las médulas suprarrenales que secretan adrenalina y noradrenalina y la corteza adrenal que secreta los esteroides corticosuprarrenales.
Médula suprarrenal:
a) adrenalina: refuerza la acción del sistema simpático ya que promueve varias respuestas, útiles para hacer frente a urgencias: se eleva la presión arterial, la frecuencia cardíaca aumenta, se eleva el contenido de glucosa en sangre, se contrae el bazo y libera una reserva almacenada de sangre, se reduce el tiempo de coagulación de la sangre, se dilatan las pupilas y se contraen los músculos que ponen erectos los pelos, proporcionando una piel protectora más espesa a los mamíferos provistos de piel.
b) noradrenalina: constriñe los vasos arteriales.
Corteza suprarrenal:
Está compuesta por tres capas de células y secreta:
a) glucocorticoides, como cortisol que estimula la conversión de aminoácidos en glucosa.
b) mineralocorticoides, como aldosterona que regulan el contenido de sodio y potasio en los líquidos extracelulares favoreciendo la reabsorción de sodio por los túbulos renales.
c) andrógenos como la dehidroepiandrosterona, androsterona y androstendiona.
Las glándulas reproductoras: en el hombre, entre los túbulos seminíferos que producen los espermatozoides se encuentran las células intersticiales que producen y secretan las hormonas sexuales masculinas (andrógenos) como testosterona. En la mujer, las fuentes principales de hormonas sexuales femeninas son las células que revisten el folículo ovárico y las del cuerpo amarillo, formadas de estas células después de la ovulación. Tanto unas como otras ocasionan las diferencias morfológicas, fisiológicas y psíquicas llamadas "caracteres sexuales secundarios". La extirpación de estas glándulas, y, moderadamente, se ha comprobado que el trasplante de hormonas invierte, temporal o definitivamente, los caracteres de sexualidad, dando hombres imberbes y de aire afeminado, y mujeres con pilosidad en la cara, etc. Actúan a baja concentración.
Hormonas sexuales masculinas:
a) testosterona (andrógeno): estimula el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios masculinos: la barba, el crecimiento y distribución del vello en el cuerpo, la voz grave, el aumento de tamaño y de fuerza de los músculos esqueléticos, y el desarrollo de las glándulas sexuales accesorias, próstata y vesículas seminales. Desempeña un importante papel en la determinación de la conducta sexual masculina y el impulso sexual.
Hormonas sexuales femeninas:
a) estradiol (estrógeno): regula los cambios corporales que se producen en la mujer en la época de la pubertad o madurez sexual; ensanchamiento de la pelvis, desarrollo de los senos, crecimiento del útero y la vagina, crecimiento del vello púbico y axilar y los genitales externos, cambio en la calidad de la voz y comienzo del ciclo menstrual.
b) progesterona: es necesaria para la terminación de cada ciclo menstrual, para la implantación del óvulo fecundado en el útero y para el desarrollo de los senos durante la gestación.
Las hormonas placentarias: la placenta, es principalmente un órgano de sostén y nutrición del feto en desarrollo, pero también es un órgano endócrino, que secreta estradiol, progesterona y por los menos tres hormonas proteínicas:
a) gonadotropina coriónica: junto con otras hormonas mantiene la continuidad del embarazo.
b) lactógeno placentario: produce efectos semejantes a los de la prolactina y la hormona del crecimiento.
c) relaxina: relaja los ligamentos pélvicos.
El revestimiento del conducto digestivo produce hormonas que estimulan o inhiben la secreción de jugos digestivos:
a) gastrina: secretada por las células mucosas de la región pilórica del estómago.
b) secretina, pancreacimina y enterogastrona: secretadas por las células mucosas del duodeno.
Las hormonas tisulares son aquellas sustancias que actúan donde se forman; entre éstas, la adrenalina y la noradrenalina son la excepción, ya que son segregadas por la zona medular de las glándulas suprarrenales, y actúan como hormonas glandulares provocando: taquicardia, contracción del bazo, acción relajante sobre la musculatura lisa bronquial e intestinal, dilatación pupilar (midriasis), leve aumento de presión, etc. Como sustancias de acción hormonal tisular, junto a la acetilcolina intervienen en la transmisión nerviosa al órgano efector, como sustancias que se liberan bajo el estímulo de excitación nerviosa.
Entre las hormonas tisulares está la serotonina o 5-hidroxitriptamina (5HT) que tiene vital importancia en el metabolismo del tejido nervioso.
Organos blancos
Todas las hormonas secretadas por las glándulas endócrinas en el hombre y otros vertebrados son vertidas al torrente sanguíneo y transportadas por la sangre a todas las partes del cuerpo.
Algunas hormonas, como la tiroxina y la hormona del crecimiento, afectan las condiciones de todas las células del cuerpo; cada célula responde a la presencia de la hormona y muestra un estado metabólico alterado cuando se le priva de ella. Pero la mayor parte de las hormonas sólo afectan a ciertas células del cuerpo, a pesar del hecho de que el torrente sanguíneo las lleva a todas las partes del organismo. Por ejemplo, sólo el páncreas responde a la secretina que circula en la sangre. Las células que responden a una hormona dada se llaman órganos blanco de dicha hormona.


SISTEMA REPRODUCTOR
APARATO REPRODUCTOR FEMENINO
Consta de varios órganos que, por su posición se clasifican en dos grupos: órganos genitales internos y órganos genitales externos.
Consideramos órganos genitales internos al ovario, la trompa de Falopio, el útero y la vagina.
La trompa de Falopio es el conducto que se extiende desde el ovario al útero. Diferenciamos en él varias partes: la intramural, situada en el espesor de la pared uterina; la ístmica, de 2 a 3 cm.; la ampolla, más dilatada que se continúa con el infundíbulo, de corte irregular y recortado que forma las fimbrias que se adaptan al ovario como si lo abrazaran. Una de estas fimbrias que se adhiere al ovario recibe el nombre de franja ovárica de la trompa. La trompa uterina cumple una doble función: conducir al ovocito del ovario hasta el útero y ser el receptáculo para la fecundación.
La vulva es el conjunto de los órganos genitales externos. Se distinguen en ella las siguientes regiones anatómicas: el monte de Venus que es la región púbica cubierta de vellos en la mujer adulta; los labios mayores que son dos repliegues de piel que cubren los labios menores, o ninfas; el clítoris que es un órgano impar y eréctil, y finalmente el orificio vaginal.
Fisiología del Aparato Genital Femenino
El ciclo menstrual en la mujer se caracteriza por la aparición periódica de una hemorragia a la cual se da el nombre de menstruación, es un proceso fisiológico provocado y regulado por hormonas que procuran la maduración de un ovocito y la expulsión del ovario (ovulación).
Se considera primer día del ciclo menstrual a aquél en que comienza la regla; su duración promedio es de 28 días. Y las hormonas que lo determinan tienen un doble origen, la hipófisis y el ovario.
Las glándulas endócrinas modifican el ovario y el endometrio dando lugar al ciclo ovárico y al ciclo endometrial respectivamente (el ciclo ovárico condiciona totalmente al ciclo endometrial).
El lóbulo anterior de la hipófisis secreta dos hormonas gonadotropas, la folículoestimulante (FSH) y la luteinizante (LH), que determinan el ciclo ovárico. El ciclo ovárico comienza cuando la FSH llega al ovario, donde interviene en la maduración del folículo primordial que se convierte en folículo de Graaf obteniendo un ovocito maduro. Hacia el día catorce del ciclo se produce la ovulación, provocada por cierto nivel en la sangre de FSH y LH simultáneamente. A partir de este momento y hasta cerrarse el ciclo, actúa la LH estimulando la formación del cuerpo lúteo.
El ovario produce hormonas esteroideas: estrógenos, progesterona y andrógenos.
Los andrógenos son hormonas sexuales masculinas que se transformarán en estrógenos.
Los folículos producen fundamentalmente estrógenos (foliculina), bajo el efecto de la FSH hipofisaria.
El cuerpo lúteo, estimulado por la LH, libera sobre todo progesterona.
Si bien lo más frecuente es que tengan acción antagónica, los estrógenos y la progesterona, trabajan a veces en forma complementaria; por ejemplo sobre las mamas ejercen un efecto sincronizado al regular su turgencia o flaccidez en consonancia con el ciclo menstrual.
Las funciones de los estrógenos son: incrementar el espesor epitelial de la vulva y la vagina; producir gran cantidad de moco cervical fluido (que ayuda a la penetración de los espermatozoides); determinar la fase de proliferación de la mucosa uterina, inhibiendo al mismo tiempo la secreción hipofisaria de FHS; activar la secreción de LH y LTH (prolactina), lo que desencadena poco antes de la ovulación síntesis de progesterona, y actuar sobre el desarrollo de los caracteres sexuales secundarios.
Las funciones de la progesterona son: disminuir el espesor epitelial de la vulva y de la vagina; favorecer la descamación del endometrio; actuar sobre el moco cervical de forma que sea espeso y difícilmente penetrable por los espermatozoides; favorecer en el endometrio la reacción prerresidual para la nidación, ejercer un efecto sedante sobre el miometrio y las trompas; realizar una acción hipertérmica (por lo cual hay aumento de la temperatura corporal en la segunda mitad del ciclo).
Ciclo Sexual femenino: en todos los órganos del aparato sexual femenino de la mujer adulta, tiene lugar una serie de cambios cíclicos cuyo objeto es asegurar que se produzcan óvulos capaces de ser fecundados y preparar al útero para recibirlos.
Estos cambios cíclicos se repiten, término medio, cada cuatro semanas (entre 21 y 35 días) y son la expresión de procesos (también cíclicos) que se producen simultáneamente en la hipófisis y en el ovario, que son controlados por las neurosecreciones del hipotálamo.
El ciclo endometrial se constituye de tres fases; siendo el primer día de la menstruación el que marca la iniciación de cada ciclo, que finaliza el primer día de la menstruación siguiente:
-Fase de proliferación: en la primera mitad del ciclo, del día 4º al 14º ; momento que coincide con la ovulación.
-Fase de secreción: del día 15º al día 28º.
-Menstruación: descamación del endometrio; del 1º al 4º día del ciclo siguiente.
Fase de proliferación
En la hipófisis se produce una elevación de la producción de FSH cuyos niveles en el plasma descienden primero más lentamente y luego más aceleradamente, hasta alcanzar los niveles basales cerca del día 15. Asimismo, hacia la mitad del ciclo se produce un aumento brusco de LH que alcanza su máximo nivel en horas previas a la ovulación.
La FSH estimula la maduración folicular, y los folículos en crecimiento producen estrógenos que intervienen en la declinación de la producción de FSH hipofisario y el aumento de la producción de LH que hacia la mitad del ciclo induce un rápido desarrollo de un folículo que completa su maduración y estalla produciéndose la ovulación.
Fase de secreción
El nivel de LH hipofisario sigue elevándose y empieza a secretarse la hormona luteotropa (prolactina). En el ovario la LH provoca la transformación del folículo (vacío luego de la ovulación), en el cuerpo amarillo que por acción de ambas gonadotrofinas (LH y prolactina) mantiene su trofismo, secretando estrógenos y progesterona, que impiden que se desarrollen nuevos folículos.
Si el óvulo no es fecundado en la 3ª semana, comienza la regresión del cuerpo amarillo, y el descenso de los niveles plasmáticos de hormonas ováricas, que alcanzan su nivel basal alrededor del 28º día, ello produce la liberación del hipotálamo que estimula a la hipófisis, la que vuelve a secretar niveles crecientes de FSH para reiniciar un nuevo ciclo.
El endometrio duplica su espesor y hacia el final de la 4ª semana comienza la retracción premenstrual de la mucosa que disminuye su espesor.
Fase de descamación
En los días 1º al 4º del ciclo siguiente se produce la dilatación de las vasos y la salida de la sangre, la sangre no coagula y sobreviene la hemorragia menstrual con la que se desprenden los tejidos que forman la capa funcional. Permanece la capa basal que regenerará la mucosa en el ciclo siguiente.
Alrededor de los 45-55 años de edad, a pesar de la persistencia de la estimulación hipotálamo-hipofisaria, los folículos ováricos se van agotando, y como consecuencia no se producen niveles adecuados de hormonas, los ciclos se hacen irregulares y por último desaparecen. Las mestruaciones cesan (menopausia) y el endometrio se atrofia.
Fecundación y desarrollo embrionario
Para que pueda realizarse la fecundación, es necesario que previamente se produzcan varios fenómenos:
1) la gametogénesis tanto en el hombre como en la mujer.
2) la ovulación
3) la captación del ovocito por la trompa de Falopio.
4) el transporte del gameto masculino: en la especie humana el semen es depositado en el fondo del saco vaginal y debe llegar hasta la porción ampular de la trompa, lo que muy posiblemente se haga de forma activa debido a la movilidad de los espermatozoides y la fluidez del moco cervical durante la ovulación; por término medio, el gameto masculino tiene 48 horas de actividad fecundante.
5) el transporte pasivo del gameto femenino, que tiene un período vital máximo de 20 horas, y se realiza mediante dos mecanismos: las contracciones de la musculatura de la trompa y el movimiento ciliar del epitelio tubárico.
6) el encuentro de los gametos masculino y femenino en la parte ampular de la trompa.
En la eyaculación, se vierten entre 2 y 6 ml de semen, en los cuales hay millones de espermatozoides; de los que sólo unos centenares llegan a las trompas y uno sólo logra la penetración.
La fusión de los núcleos de ambos gametos se denomina cariogamia. A partir de la cariogamia se obtiene una célula huevo con gran capacidad de multiplicación y empieza el desarrollo embrionario. Transcurrieron ya aproximadamente 30 horas desde la ovulación.
La primera segmentación del óvulo fecundado se produce 30 horas después de la inseminación y las siguientes mitosis ocurren cada 10 horas aproximadamente. Cuando el huevo en desarrollo llega al útero, entre tres y siete días después de la fecundación, es una apretada bola de 32 células llamada mórula.
El huevo se implanta, es decir que logra penetrar en el revestimiento endometrial del útero secretando enzimas que erosionan a las células del endometrio, permitiendo al blastocito adherido establecer estrecho contacto con la corriente sanguínea materna; la mucosa uterina pasa a denominarse decidua (endometrio del embarazo). Está en fase de blastocito.
En esta fase, el huevo está compuesto de una envoltura exterior de células, el trofoblasto, y una masa celular interior, una bola de células situada en un polo del trofoblasto, que es el precursor del embrión. Las células del trofoblasto crecen y se dividen rápidamente; ellas y las células adyacentes del revestimiento uterino, la decidua, forman la placenta y las membranas fetales. Las células del endometrio cicatrizan sobre el lugar de entrada del blastocito, de modo que se encuentra totalmente dentro del endometrio y fuera del lumen uterino.
El trofoblasto inicialmente consta de dos capas de células, un citotrofoblasto interior compuesto de células individuales y un sincitiotrofoblasto exterior compuesto de un sincitio multinucleado.
Las células trofoblásticas digieren y fagocitan materiales del endometrio que fueron almacenados antes de la implantación. El trofoblasto es bañado y nutrido por la sangre materna.
Desde el día en que el trofoblasto se adhiere al revestimiento endometrial, comienza a secretar una hormona: la gonadotropina coriónica, que evita la involución del cuerpo amarillo.
Las etapas de desarrollo del ser en gestación comienzan con el período embrionario, que abarca los dos primeros meses. Es el período fundamental, puesto que el embrión adquiere ya su forma definitiva (morfogénesis) y desarrolla sus principales esbozos orgánicos (organogénesis).
Podríamos describir los cambios que se producen en este período considerando el día de la fecundación como día cero: A partir de la fecundación comienza la segmentación del huevo:
fase de 2, 4, 8 blastómeros, mórula y blástula (hacia el quinto día). El sexto día se produce la nidación, empieza la gastrulación y acaba a los 15 días midiendo 1,5 milímetros. El día 17, existencia de somitas. El día 18: formación del esbozo cardíaco, esbozo auditivo y placa neural. El día 24 se forma el tubo neural, aparecen los primeros vasos embrionarios y se observa la membrana faríngea abierta. El día 26 queda el neuroporo anterior cerrado y se delimita el miembro superior. El día 28 se ve el neuroporo posterior cerrado y se aprecian el esbozo óptico, los pulmones, el páncreas y el miembro inferior. A los 30 días mide ya unos 4,5 milímetros, aparece el esbozo olfativo y se cierran las orejuelas. El cerebro, con cinco vesículas, se aprecia el día 35. El 42 se ve la mano. El día 49: membrana anal abierta y corazón con cuatro cavidades. Los dedos están separados ya el día 56. El día 60 su talla es de 30 milímetros y su aspecto está perfectamente definido. Durante el período fetal, de los dos a los nueve meses, los órganos sufren sólo fenómenos de histogénesis y van adquiriendo su posición y desarrollo definitivos. El feto aumenta mucho en talla y volumen. La placenta es una estructura compleja que desarrolla una doble función: metabólica, esto es, destinada al intercambio nutritivo y respiratorio del feto, y endocrina, pues se comporta como verdadera glándula hormonal y secreta estrógenos, progesterona, gonadotrofina coriónica, occitocina, etc. Constituída morfológicamente por una capa de origen , la decidua y otra de origen fetal, las vellosidades coriónicas, producto de la transformación del trofoblasto. Estas vellosidades repletas de vasos sanguíneos confluyen en el cordón umbilical y penetran en el corazón fetal. La circulación está garantizada durante el embarazo por el gradiente de presión y por las contracciones uterinas.
La placenta queda netamente delimitada a partir del tercer mes. Después crece con el feto hasta alcanzar un sexto del peso fetal.
La placenta humana es de tipo velloso, hemocorial y corioalantoidea, es decir, la sangre materna baña directamente la vellosidad placentaria, que está atravesada por los vasos provenientes de la circulación alantoidea del feto.
La cavidad amniótica contiene líquido amniótico de composición parecida a la del plasma.
Protege al feto. En cantidad oscila, según el momento, entre 0,3 y 1,5 litros. La entrada y salida de líquido se efectúa a través del amnios. La circulación es por difusión simple.
El cordón umbilical alcanza unos 50 cm. Pasan por él dos arterias y una vena, que va de la placenta al feto, rica en oxígeno. Hay además tejido conectivo mucoso y se recubre por una sola capa de epitelio.
El corión y el amnios son dos membranas envolventes de protección. El corión reviste toda la cavidad uterina, excepto por donde está implantada la placenta. Por dentro se halla el amnios, tapizándolo todo, incluso el cordón umbilical. Por fuera de ellas está caduca (decidua). Estas membranas se desgarran en el momento del parto para dejar paso al feto.
Las vellosidades dan una gran superficie de intercambio (10 m2) a la circulación fetal y materna.
La sangre llega al feto por las dos arterias umbilicales, se dispersa y es recogida de nuevo por la vena umbilical. La sangre llega a la madre por las ramas de la arteria uterina. Es recogida por las ramas de la vena uterina. El trasiego de ambas circulaciones es muy elevado: 500 mililitros por minuto. Se realiza por diferencia de presión.
Antes de la implantación, el mantenimiento de la gestación está asegurado por las hormonas ováricas e hipofisarias. Después de la nidación, por la acción conjugada de las hormonas hipofisarias, ováricas y placentarias.
Estas hormonas placentarias son de gran importancia porque han permitido desarrollar las técnicas de diagnosis del embarazo basadas en la presencia de una hormona gonadotrópica en la orina de una mujer gestante. Esta hormona es secretada por el embrión y se encuentra en el corión.
APARATO REPRODUCTOR MASCULINO
Deben considerarse en él tres partes: los órganos genitales internos, los genitales externos y las glándulas anexas.
Los órganos genitales internos son los testículos, las vías espermáticas y la vesícula seminal.
Las glándulas anexas al aparato reproductor masculino son dos: la próstata y la glándula de Cowper.
La próstata es una glándula situada debajo de la vejiga urinaria, que recuerda por su forma y volumen a una castaña. Segrega un líquido que al mezclarse con el esperma antes de la eyaculación, facilita el movimiento de las células sexuales, fenómeno importante en el proceso de la fecundación.
La glándula de Cowper, secreta una sustancia viscosa y débilmente alcalina que neutraliza los residuos de la orina existentes en la uretra y que da al semen su olor característico.
SISTEMA LINFATICO
Es un complejo sistema orgánico constituido por formaciones diversas: capilares, vasos, colectores linfáticos y nódulos linfáticos. En este sistema circula la linfa que proviene de los tejidos, y desemboca en el sistema venoso.
El sistema linfático tiene su origen en los capilares situados en la trama de casi todos los órganos, donde nacen con fondo ciego.
Faltan en el bazo, la médula ósea, en el sistema nervioso central, en los epitelios, en los cartílagos y en la esclerótica del ojo.
Los capilares linfáticos confluyen en los vasos linfáticos propiamente dichos que tienen un curso flexuoso o rectilíneo, con un aspecto moniliforme y están provistos de válvulas; suelen seguir casi siempre el curso de las venas, dividiéndose en superficiales que se encuentran en el tejido subcutáneo y profundos, situados por debajo de los haces musculares.
Los colectores linfáticos principales son dos y conducen la linfa desde los vasos a las venas. Los ganglios linfáticos son corpúsculos esféricos, ovoidales o reniformes, de diferente tamaño, que varía desde una cabeza de alfiler a una avellana; tienen color variable, desde el rojo al blanquecino, encontrándose aislados o agrupados en distintas regiones del cuerpo; a ellos convergen y de ellos salen los vasos linfáticos. Estas reagrupaciones regionales se denominan estaciones linfonodales y cada una de ellas dispone por lo tanto de vasos aferentes y vasos eferentes.
La corriente de los vasos linfáticos procede en sentido centrípeto, o sea desde la periferia hacia el centro. La linfa, contenida en su mayor parte en los vasos linfáticos, pasa desde la circulación linfática a la sanguínea a través de dos colectores linfáticos principales: el conducto torácico y la gran vena linfática.
Linfa: Tiene el aspecto de un líquido claro, transparente, incoloro, con reacción alcalina.
Coagula cuando sale de los vasos linfáticos. Además de circular por los vasos linfáticos (linfa de los vasos linfáticos) lo hace por los espacios existentes entre los elementos de los tejidos, es decir en los intersticios; en este caso toma el nombre de linfa intersticial.
La linfa intersticial contiene sustancias que llegan a los espacios intersticiales de los tejidos a través de las paredes de los capilares sanguíneos y que están destinadas a la nutrición de las células y productos que derivan de la actividad funcional específica de los tejidos que son en parte destinados a ser utilizados por el organismo y en parte productos de deshecho. Cierta cantidad de esta linfa pasa a los vasos linfáticos.
La linfa de los vasos linfáticos se distingue de la intersticial porque contiene los siguientes elementos (que faltan en la linfa intersticial): linfocitos (8000/mm3), escasos granulocitos, monocitos y eritrocitos o hematíes. El plasma linfático es la parte líquida de la linfa y el quilo es la linfa que circula en los vasos linfáticos proveniente de las vellocidades intestinales
Los capilares linfáticos son conductos formados por células endoteliales cuyo diámetro oscila entre las 15 y 100 micras. El paso de la linfa intersticial tiene lugar a través de la pared del capilar y depende, en gran medida, de la presión intracelular.
Los vasos y los colectores linfáticos se forman por unas membranas de tejido superpuestas, la túnica adventicia, más externa, de fibras elásticas y colágenas; la túnica media, de células musculares circulares y oblicuas, que a veces falta y la túnica íntima, formada por una lámina de células endoteliales y por un plano subendotelial muy rico en fibras elásticas.
Los vasos linfáticos están provistos en su interior de unos repliegues de la túnica íntima que forman las válvulas a cuyo nivel el vaso se estrecha.
Ganglios linfáticos: son pequeñas formaciones de aspecto cilíndrico, ovoide o esférico que presentan sobre su superficie externa un hilio por donde penetran los vasos sanguíneos y los vasos linfáticos eferentes; mientras que los vasos linfáticos aferentes alcanzan los ganglios linfáticos por la parte opuesta al hilio.
El ganglio linfático está irrigado por una arteria que penetra a través del hilio.
Los ganglios linfáticos producen linfocitos y en parte monocitos.
Principales cadenas linfáticas
A) Ganglios linfáticos pericervicales, son ganglios linfáticos situados en la zona interpuesta entre la cabeza y el cuello formando casi una especie de collar.
Se distinguen los siguientes grupos:
1. Ganglios linfáticos suboccipitales, que recogen a los linfáticos que provienen de la parte occipital del cuero cabelludo y de una parte de la nuca.
2. Auriculares: que comprenden un grupo posterior que se encuentra en la región mastoidea y recoge la linfa que proviene de los linfáticos situados en la región temporal y en la superficie media del pabellón auricular. Los vasos eferentes van a los ganglios linfáticos parotídeos. Los vasos eferentes desembocan en los ganglios linfáticos parotídeos.
3. Ganglios linfáticos parotídeos: son muy numerosos y se disponen en el hueco o celda parotídea, recibiendo la linfa que proviene de la porción frontal del cuero cabelludo, de los párpados, de la nariz, y el de la región temporal, superficie lateral del pabellón auricular, del conducto auditivo externo, del oído medio, y de la glándula parótida.
4- Ganglios linfáticos submaxilares: se encuentran en la zona submaxilar , incluyendo los vasos linfáticos aferentes de la frente, de la porción medial de los párpados, de parte de la nariz, de las mejillas y desembocan en la cadena yugular interna.
5- Ganglios linfáticos submentonianos: son dos o tres ganglios situados en la sínfisis del mentón, en la parte media de la región suprahioidea; recogen la linfa de la piel del mentón, de la piel y de la mucosa de la parte media del labio inferior, de la punta de la lengua y del suelo de la boca.
6- Ganglios linfáticos retrofaríngeos: se encuentran situados entre la porción superior de la pared posterior de la faringe y las primeras vértebras cervicales; reciben la linfa de la rinofaringe, de las trompas auditivas, del oído medio y de las cavidades nasales.
B) Cadena laterocervical superficial:
Está formada por cuatro o seis ganglios linfáticos situados en el curso de la vena yugular externa. Estos ganglios linfáticos reciben los vasos linfáticos de la piel de la región carotídea y del tejido conectivo subcutáneo, y en una mínima parte la linfa que proviene del pabellón auricular y de la glándula parótida. Los vasos eferentes desembocan en la yugular interna.
C) Cadena laterocervical profunda:
Está formada por tres ganglios:
1. cadena yugular interna, formada a su vez por ganglios linfáticos dispuestos a lo largo del curso de la vena yugular interna que recibe la linfa de la mayor parte de la cabeza y del cuello; los vasos eferentes forman el tronco yugular único o doble, que desemboca en la confluencia de las venas yugulares interna y subclavia o bien en el conducto linfático a la derecha.
2. cadena del nervio accesorio del vago, los vasos aferentes provienen de los ganglios linfáticos mastoideos y occipitales y los eferentes desembocan en la cadena cervical transversa.
3. cadena cervical transversa: situada a lo largo de la arteria transversa, recibe los vasos linfáticos de la cadena del nervio accesorio del vago y los vasos aferentes forman el canal colector cervical transverso que desemboca en la confluencia entre la vena yugular interna y la vena subclavia, o bien se une al colector yugular, o bien termina a la derecha en el conducto linfático derecho y a la izquierda en el conducto torácico.
D) Cadena yugular anterior: se encuentra a lo largo del curso de la vena homónima, sus vasos eferentes confluyen en la cadena yugular interna o en la cervical transversa.
E) Nódulos linfáticos cervicales profundos anteriores:
Comprende los siguientes grupos:
1. grupo infrahioideo.
2. grupo prefaríngeo: escalonado en las vías linfáticas del tiroides y la laringe.
3. grupo pretraqueal: situado delante de la porción cervical de la tráquea; los vasos aferentes provienen del tiroides y de la tráquea; los vasos eferentes confluyen en las cadena recurrenciales o en la yugular interna.
4. cadena recurrencial: situada en el curso del nervio laríngeo inferior o recurrente (ramo del nervio vago), recibe la linfa de la laringe, tiroides, tráquea y esófago; los vasos eferentes forman el tronco que desemboca en la confluencia venosa o en el conducto torácico a la izquierda y en el conducto linfático derecho a la derecha.
Linfáticos del torax
Se distinguen linfáticos parietales y viscerales.
Los ganglios linfáticos parietales forman los siguientes grupos:
1- grupo mamario interno, dispuesto a lo largo del curso de la arteria mamaria interna, que recibe los linfáticos de la mama, de la piel y de los músculos de la región epigástrica y los vasos linfáticos que provienen de los ganglios linfáticos diafragmáticos anteriores.
2- grupo intercostal, constituido por ganglios linfáticos situados en la parte posterior de los espacios intercostales que se dividen en mediales y laterales y reciben la linfa de la parte posterolateral de la pared del tórax.
3- grupo diafragmático: dispuesto en la superficie convexa del diafragma, que se divide en un subgrupo prepericárdico y dos subgrupos lateropericárdicos que recibe la linfa que proviene del diafragma, del pericardio, de la pleura que reviste la cara superior del diafragma , del peritoneo que reviste la cara inferior del diafragma y del hígado. Los vasos eferentes se dirigen a los ganglios mamario internos y a los mediastínicos anteriores.
Los ganglios linfáticos viscerales se encuentran en el mediastino anterior y posterior y en los pulmones. Forman los siguientes grupos:
1. grupo mediastínico anterior que comprende los ganglios situados entre el esternón y el corazón (ganglios cardíacos) y los que se encuentran por delante del arco de la aorta y por encima del mismo (ganglios pre-aórticos y supra-aórticos).
2. grupo mediastínico posterior formado por algunos ganglios linfáticos situados entre el pericardio y la columna vertebral en relación con el esófago, con la pleura y con la aorta torácica, es decir con los órganos del mediastino posterior.
3. grupo paratraqueobronquial o estación mediastínica media formado por los ganglios linfáticos traqueobronquiales de Barety; estos ganglios linfáticos están colocados alrededor de la bifurcación de la tráquea y han sido distinguidos en cinco grupos: a) intertraqueobronquial (ocupa el ángulo de bifurcación de la tráquea); b) y c) pretraqueobronquiales derecho e izquierdo (ocupan a cada lado el ángulo entre la tráquea y el bronquio); d) y e) grupo hiliar (situados en el hilio de cada pulmón)
4. ganglios linfáticos intrapulmonares, están situados en el interior de los pulmones en correspondencia de los ángulos formados por las ramificaciones bronquiales y de los pulmones y los vasos aferentes confluyen en el grupo hiliar de la estación peritraqueobronquial.
Linfáticos de los miembros inferiores
En el miembro inferior existen tres estaciones nodulares:
A. Estación tibial anterior, formada por el ganglio tibial anterior que se encuentra en contacto con la porción superior de la arteria tibial anterior, por delante de la parte superior de la membrana inter-ósea; recibe los vasos linfáticos que provienen de la parte profunda de la planta del pie ; este tronco se acomoda luego junto a los vasos linfáticos profundos de la región anterior de la pierna para confluir en el ganglio linfático tibial anterior. Los vasos linfáticos eferentes atraviesan la parte superior del espacio interóseo de la pierna de adelante hacia atrás, desembocando en los ganglios poplíteos.
B. Estación poplítea: está formada por cuatro a ocho ganglios linfáticos inmersos en el tejido adiposo que llena la fosa poplítea. Se encuentran por encima de los cóndilos del fémur (supracondileos), entre los cóndilos del fémur (intracondileos), en contacto con la superficie posterior de la cápsula articular de la rodilla (yuxta-articulares) y por último en las proximidades de la desembocadura de la safena menor en la vena poplítea (yuxtasafenos). Reciben los vasos linfáticos que provienen de la estación tibial anterior, los vasos linfáticos que acompañan el curso de los vasos de la planta del pie, de los vasos tibiales posteriores y peroneos y los linfáticos que provienen de la articulación de la rodilla. Por último, la estación poplítea recibe también los vasos linfáticos safenos internos, que provienen del dorso del pie y de los planos superficiales de la región de la pierna.
C. Estación inguinal: está formada por ganglios linfáticos que se encuentran en la región inguinofemoral, situada bajo el pliegue de la ingle y que comprende parte de la superficie anteromedial del muslo; en esta estación se distinguen ganglios superficiales y profundos:
1. ganglios inguinales superficiales: están situados en el espesor del tejido conectivo subcutáneo por delante de la fascialata. Estos ganglios suelen ser de ocho a doce y están separados entre sí por dos líneas imaginarias que se entrecruzan en ángulo recto en correspondencia de la confluencia de la vena safena mayor en la femoral. Se distinguen así cuatro grupos de ganglios: superolateral, superomedial, inferolateral e inferomedial.
2. ganglios inguinales profundos: están en número de dos o tres, colocados cerca de la superficie media de la vena femoral, profundamente a la fascia cribosa, en el triángulo de Scarpa. Este grupo recibe vasos linfáticos que provienen de los ganglios inguinales superficiales.
Los vasos linfáticos eferentes de los nodulos inguinales profundos se dirigen hacia la pelvis, desembocando en los ganglios ilíacos externos.
Linfáticos de la pelvis
Están formados por grupos de ganglios linfáticos que se encuentran a lo largo de los vasos ilíacos externos, internos y comunes, por lo cual se describe la estación ilíaca externa, la ilíaca interna o hipogástrica y la ilíaca común.
Los ganglios ilíacos externos están dispuestos a lo largo de la vena y de la arteria ilíaca externa, son dos o tres y están situados inmediatamente a la derecha del ligamento femoral y se denominan ganglios retrofemorales. Los vasos eferentes confluyen en los ganglios linfáticos ilíacos comunes.
Los ganglios ilíacos internos o hipogástricos están colocados a lo largo del curso de la arteria ilíaca interna, en relación con la pared lateral de la pared pélvica y con la superficie anterior del sacro.
Los ganglios ilíacos comunes están situados en el curso de los vasos ilíacos comunes y sobre el cuerpo de la quinta vértebra lumbar. Los vasos eferentes confluyen en los ganglios linfáticos inferiores de la estación lumboaórtica.
Colectores linfáticos principales:
Los colectores linfáticos principales se dividen en troncos supradiafragmáticos y subdiafragmáticos.
Los colectores supradiafragmáticos son: el tronco subclavio, el tronco yugular, el tronco cervical transverso, el tronco mamario interno, el tronco mediastínico anterior, el tronco laterotraqueal, el tronco recurrente y el tronco intercostal. Pueden ser simples o dobles y derivan de las estaciones de ganglios linfáticos homónimas, desembocando en la confluencia yugulosubclavia.
A la derecha se reúnen formando el conducto linfático derecho que termina en la confluencia que se forma por la vena yugular interna derecha con la vena subclavia derecha.
El colector subdiafragmático es el conducto torácico (colector linfático más largo del cuerpo). Corre a lo largo del tórax y en parte del abdomen. Desemboca en el ángulo de confluencia de la vena yugular interna izquierda con la vena subclavia izquierda.
SISTEMA MUSCULAR
Las piezas del esqueleto son órganos pasivos que no pueden efectuar movimiento alguno, a menos que intervengan los músculos, órganos activos.
Están formados por células que tienen aspecto de huso, llamadas fibras musculares, las cuales se hallan reunidas en haces o masas.
Estas agrupaciones se encuentran cubiertas por la aponeurosis, que es una vaina o membrana resistente que impide que el músculo se desplace, y el perimisio, otra finísima membrana que, envolviéndolo también, separa unos haces de otros.
El movimiento se logra mediante la contracción de células musculares, que hacen trabajo mecánico al contraerse, en cuyo acto se acortan y ensanchan. Están formadas por las proteínas miosina y actina.

En el cuerpo humano hay tres tipos de músculos: estriado, liso y cardíaco.
Cuando están constituidos por fibras lisas reciben el nombre de músculos lisos y suelen ser de color pálido, tienen lenta contracción y no están sometidos a la acción de la voluntad. Se encuentran en las paredes del tubo digestivo, en las capas medias de las paredes de los vasos arteriales y demás órganos internos.
Si las fibras que los forman son estriadas, se llaman músculos estriados, son rojizos, de contracción brusca y sus movimientos dependen de la voluntad del sujeto. Constituyen las grandes masa musculares que se unen a los huesos del cuerpo.
El músculo cardíaco forma las paredes del corazón.
La función muscular se verifica mediante las siguientes propiedades: excitabilidad, por la cual el músculo responde a un estímulo con una reacción determinada; la contractilidad, mediante la que se contrae al acortar sus fibras; la elasticidad, que permite que un músculo contraido recupere su forma; y la tonicidad, gracias a la cual el músculo queda siempre semicontraido, ejerciendo de modo permanente una acción sobre los huesos a los que está adherido.

Tipos de músculos:
Músculo liso
El músculo liso constituye las paredes de estructuras internas tales como el estómago, intestinos, útero, vasos sanguíneos, uréteres y conductores secretores.
El músculo liso se diferencia del músculo estriado en que su contracción es más lenta; la musculatura estriada necesita sólo un segundo para contraerse y relajarse, en tanto que la musculatura lisa demora de tres a ciento ochenta segundos.
Las fibras lisas tienen gran variedad de tono, pueden permanecer casi relajadas o fuertemente contraidas. Parece, también, que pueden mantener el tono sin gasto de energía, quizás por la reestructuración de las cadenas proteicas que constituyen las fibras.

Músculo cardíaco
El músculo cardíaco, a diferencia del estriado y liso, requiere de uno a cinco segundos para contraerse. Cada latido del corazón representa una contracción simple. La musculatura cardíaca se diferencia por su largo período refractario o lapso que sigue a un estímulo durante el cual está incapacitado para responder a otro; por consiguiente, no podrá contraerse en estado de tetanización, pues un estímulo no tiene efecto después de otro con tanta rapidez como para mantener el estado de contracción permanente.
Otra característica distintiva del músculo cardíaco es su ritmicidad, se contrae a un ritmo promedio de 80 latidos por minuto. El músculo cardíaco descarga su potencial de membrana cada vez que ha alcanzado cierto nivel. Pasado cada impulso, la membrana se repolariza, pero entonces se vuelve permeable de nuevo, iniciando la transmisión del siguiente potencial de acción.

Músculo estriado:
Está formado por células contráctiles especializadas que a su vez componen las fibras musculares individuales. Estas fibras están unidas entre sí por fibras de tejido conectivo y toda la estructura está rodeada de una capa lisa y fuerte de tejido conectivo de modo que puede moverse libremente sobre los músculos adyacentes y otras estructuras con un mínimo de fricción. Los dos extremos del músculo están unidos a dos huesos diferentes y la contracción del músculo lleva un hueso hacia el otro, con la articulación entre los dos como punto de apoyo del sistema de palanca; el extremo del músculo que permanece fijo cuando se contrae el mismo se llama origen, el extremo que se mueve se llama inserción, y la parte engrosada entre los dos, vientre.
Los músculos se contraen en grupos; están dispuestos en pares antagonistas, uno tira de un hueso en una dirección y el otro a la inversa, estos pares antagónicos se encuentran en la muñeca, rodilla, tobillo y otras articulaciones. Siempre que un flexor se contrae, deberá relajarse el extensor en oposición mediante la coordinación de los impulsos nerviosos dirigidos a los músculos antagonistas.
Otros pares de músculos antagonistas son los aductores y abductores: los aductores mueven partes del cuerpo dirigiéndolas hacia el eje central del mismo, mientras que los abductores la alejan. Los elevadores levantan y los depresores bajan las partes del cuerpo que mueven. Los pronadores giran hacia abajo y atrás, y los supinadores giran hacia arriba y adelante. Los esfínteres disminuyen y los dilatadores aumentan el tamaño de una abertura.
Tono muscular: se llama así a la característica de ligera contracción en que se halla siempre el sistema muscular, aún en los intervalos en que los músculos no están contraidos (pero tampoco del todo relajados).

Fisiología de la actividad muscular
La unidad funcional del sistema muscular, unidad motora, está constituida por una sóla neurona y el grupo de células musculares que inerva su axón.
La unidad motora es aislada y estimulada con breves descargas eléctricas de creciente intensidad, y es necesario cierto grado de intensidad para que se produzca la respuesta que siempre será máxima; este fenómeno se llama efecto de "todo o nada". En cambio, un músculo entero, compuesto de muchas unidades motoras individuales, puede responder en forma graduada, según el número de unidades motoras que se contraigan en un momento determinado. Si bien un músculo entero no puede contraerse en grado máximo, una unidad motora sólo puede hacerlo en grado máximo. La fuerza de la contracción de un músculo
compuesto de miles de unidades motoras depende del número de sus unidades motoras constituyentes que se contraen y de si las unidades motoras se contraen simultánea o alternativamente. Las fibras musculares estriadas inmediatamente después de ser estimuladas tienen un período refractario, intervalo muy breve en el que no responderán a un segundo estímulo. El período refractario en el músculo estriado es tan corto que el músculo puede responder a un segundo estímulo cuando todavía perdura la contracción correspondiente al primero. La superposición de la segunda contracción sobre la primera provoca un efecto de agotamiento superior al normal de la fibra muscular llamado sumación.
Luego de la estimulación muscular se produce la iniciación y propagación de un potencial de acción del músculo, seguido de alteraciones en la estructura de las proteínas contráctiles actina y miosina, revelados por el fenómeno de la birrefringencia del músculo. Después de una contracción, el músculo consume oxígeno y elimina anhídrido carbónico y calor en proporción superior a la registrada durante el reposo, señalando un período de recuperación en el cual el músculo adquiere de nuevo su estado original. Este período de recuperación dura varios segundos; si el músculo se estimula repetidamente y de este modo las contracciones sucesivas ocurren antes que el músculo haya podido recuperarse de las anteriores, aparece la fatiga y las contracciones resultan cada vez más débiles hasta por fin quedar suprimidas. Si al músculo fatigado se le otorga descanso recupera su poder de contracción.
La contracción del músculo provocada por descarga de impulsos nerviosos que llegan al músculo en sucesiones rápidas y constantes se denomina tétanos. En una contracción tetánica los estímulos llegan con tanta rapidez que no es posible la relajación entre contracciones sucesivas. En la mayor parte de estas contracciones las fibras se estimulan por sucesión alternativa de fibras, de modo que si se considera el músculo en su totalidad, éste permanece parcialmente contraido.
Tono: tono muscular se refiere a un estado de contracción parcial mantenida en todos los músculos estriados, siempre que esté intacta la inervación de los mismos. Cada músculo normalmente es estimulado por una serie continua de impulsos nerviosos, que originan una contracción ligera constante o tono. Puede decirse que el tono muscular es un estado de tétanos, leve, presente siempre, pero que solamente afecta a un cierto número de fibras en un momento dado. Cada fibra se contrae por turno, trabajando por relevos, con lo que se da oportunidad a que puedan tener su tiempo de recuperación en el intervalo en que otras fibras se están contrayendo, antes de que las primeras sean llamadas a una nueva contracción.

Bioquímica de la contracción muscular
El músculo está compuesto de agua en un 80% de la masa con un resto principalmente proteínico y pequeñas cantidades de grasas y glucógeno, así como dos sustancias fosforadas, la fosfocreatina y el trifosfato de adenosina. La porción contráctil de una fibra muscular es una cadena proteínica que indudablemente se acorta por una especie de proceso de plegamiento o de deslizamiento global de sus partes. En el músculo hay dos proteínas, miosina y actina, que actúan en forma conjunta.
Durante la contracción muscular hay sustancias que disminuyen su cantidad: glucógeno, oxígeno, fosfocreatina y trifosfato de adenosina; y otros elementos que aumentan: anhídrido carbónico, ácido láctico, difosfato de adenosina y fósforo inorgánico. El hecho de que se consuma oxígeno con desprendimiento de bióxido de carbono sugiere que la contracción muscular es un proceso de oxidación, sin embargo esa oxidación no es esencial, pues un músculo puede contraerse bastantes veces privado por completo de oxígeno aunque en esas condiciones se fatiga más rapidamente (lo que sugiere que la oxidación está más relacionada con el proceso de recuperación después de las contracciones que con la contracción misma).
La contracción muscular involucra las siguientes reacciones químicas:
1) Trifosfato de adenosina > fosfato inorgánico + difosfato de adenosina + energía (empleada para la contracción propiamente dicha).
2) Fosfocreatina + ADP <> creatina + ATP
3) Glucógeno <> intermediarios <> ácido láctico + energía (~P, empleada para la resíntesis de los fosfatos orgánicos).
4) Parte del ácido láctico + O2 > CO2 + H2 + energía (~P, empleada para resintetizar el resto del ácido, glucógeno y en la resíntesis de ATP y fosfocreatina).

Deuda de Oxígeno: se exige con mucha frecuencia a nuestro sistema muscular esfuerzos inmediatos y aunque los mismos aumenten las respiraciones y las pulsaciones cardíacas, el oxígeno no podría ser suministrado en cantidad suficiente para permitir el gasto que supondría.
Durante los breves momentos de violenta actividad, los músculos utilizan la energía que no necesita oxígeno, al cesar el movimiento, el sistema muscular y otros tejidos pagan la "deuda" por medio de una toma extraordinaria de este elemento, con el fin de restaurar los compuestos fosfóricos energéticos y el glucógeno a su estado original.

Fatiga: el músculo que se contrajo repetidamente y por ello agotó sus reservas de glucógeno y fosfatos orgánicos y acumuló ácido láctico, habrá perdido su poder de contracción por lo que se dice que está fatigado. La fatiga tiene por causa principal la acumulación de dicho ácido láctico.
Músculos del cuerpo humano
Los músculos más importantes que se encuentran en la cara anterior de cada una de las
regiones de nuestro cuerpo son:
En la cabeza, el frontal, que contrae la piel de la frente; el temporal, inserto en el hueso con su nombre, determina con su contracción la elevación del manillar inferior. En la cara está el orbicular de los párpados y orbicular de los labios, cuya función es cerrar las correspondientes aberturas. En el cuello, además del cutáneo, está el esternocleidomastoideo, que permite inclinar la cabeza hacia adelante y hacia el costado en que se encuentra el músculo.
En el tronco, formando el pecho encontramos el gran pectoral, que eleva las costillas. El deltoides levanta el brazo. El recto mayor (es uno de los principales músculos que permiten la contracción de los abdominales) puede bajar las costillas, flexiona el tórax y comprime las víseras abdominales; va desde el esternón y las costillas medias hasta el pubis. El oblicuo mayor tiene funciones parecidas al recto mayor y une las ocho últimas costillas con los huesos ilíacos (permite hacer los abdominales oblicuos), recubre la región anterolateral del abdomen.
Los músculos más importantes de las extremidades superiores son: el bíceps braquial, que dobla el antebrazo sobre el brazo, y el pronador, que dirige la mano hacia adentro (pronación), así como su antagonista, el supinador (supinación). También está el supinador largo, cuya función consiste en dirigir la palma de la mano hacia afuera, así como los radiales, que hacen extender la mano, inclinándola hacia el radio.
Entre los músculos de las extremidades inferiores están el abductor del muslo, que permite aproximarlo hacia adentro; el cuadriceps crural (es uno de los grupos musculares más importantes y potentes), situado en la cara anterior del muslo y formado por el recto anterior, los dos vastos (interno y externo) y otro colocado debajo, que permite la extensión de la pierna, y el tibial anterior que, uniendo la parte superior de la tibia al borde interior del pie, hace que éste se levante, pudiendo también flexionarlo y determinar su rotación hacia adentro. El sartorio nos permite cruzar la pierna sobre el muslo, y el sóleo es un músculo que, ayudando la acción propia de los gemelos, se encuentra debajo de ellos.

Los músculos más importantes que se encuentran en cada una de las regiones posteriores del cuerpo son:
En la cabeza: el occipital, contrae la piel del cuero cabelludo; y el esplenio, que conduce la cabeza hacia atrás o bien la hace girar en dirección al lado por donde actúa.
En el cuello encontramos el trapecio, que se continúa en el tronco, uniendo el omóplato occipital y acercando los omóplatos entre sí. El gran dorsal es otro músculo que va desde la región lumbar hasta el brazo, y se inserta por un lado en los huesos ilíacos y por el otro en la extremidad superior del húmero; tira el brazo hacia abajo y hacia atrás y puede levantar el cuerpo y elevar las costillas, es el músculo que permite estando colgado de una barra elevar el cuerpo por encima de la misma. El romboides lleva el omóplato hacia adentro. En la región del tronco también está el oblicuo mayor.
En las extremidades superiores: el tríceps braquial, antagónico del bíceps braquial. También están los palmares, que doblan la mano sobre el antebrazo, y el cubital, a la vez extensor y flexor de la mano.
Los músculos de las extremidades inferiores empiezan con los glúteos, que sirven para extender el fémur, manteniendo la posición bípeda. El tríceps femoral dobla la pierna sobre el muslo, y el psoasilíaco permite al muslo hacerlo sobre la rodilla. Además, el vasto extensor del tríceps femoral extiende las piernas, y los gemelos, que forman el saliente posterior de las pantorrillas, sirven para tirar el talón hacia arriba; al unirse con el plantar delgado, forman el tendón de Aquiles, el cual levanta el cuerpo sobre la punta de los pies, cuyos cuatro primeros dedos son movidos por otro músculo, el pedio, poco desarrollado.


SISTEMA NERVIOSO


Los órganos que integran el Sistema Nervioso están formados fundamentalmente por el tejido nervioso cuyos elementos constitutivos son las neuronas y células gliales que dan origen a la sustancia gris formada por los cuerpos neuronales y el neuropilo y la sustancia blanca, formada por las fibras nerviosas o axones y sus vainas.
Desde un punto de vista funcional, la sustancia gris forma centros de procesamiento de la información y en la sustancia blanca se agrupan las vías de conducción aferentes y eferentes y las vías de comunicación de dichos centros entre sí.
La información llega a los centros superiores desde la periferia, pasando por una serie de centros intermedios, y lo mismo sucede con las respuestas que desde los centros superiores llegan a la periferia atravesando un número variable de centros de procesamiento.

Neurona
La unidad anatómica y funcional del tejido nervioso es la neurona, célula altamente especializada cuyas propiedades de excitabilidad y conducción son la base de las funciones del sistema.
Puede distinguirse en ella un soma o cuerpo celular en el que se hallan los diversos orgánulos citoplasmáticos: neurosomas (mitocondrias), aparato de Golgi, grumos de Nissi (ergatoplasma), neurofibrillas, etc. y un núcleo voluminoso.
Del cuerpo celular arrancan dos tipos de prolongaciones, las dendritas y un axón.
Las dendritas se ramifican en ramas de segundo y tercer orden, cuyo calibre disminuye a medida que se alejan del cuerpo neuronal.
El axón es único y su calibre generalmente uniforme en toda su longitud, se ramifica sólo en la proximidad de su terminación.
En el caso que se distinga solamente el soma neuronal y el axón se hablará de neurona monopolar. Cuando además de la expansión axónica hay otra opuesta más reducida, una dendrita, tenemos una neurona bipolar. Podemos hallar este modelo en una de las capas de la retina.
El modelo más frecuente es el de la neurona multipolar, que se halla en todo el sistema nervioso central. A la región axónica se opone otra que presenta una extraordinaria ruborización y se dispone en diversos planos, salvo en el caso de las células de Purkinje, neurona multipolar propia de la corteza cerebelosa, cuyas expansiones dendríticas se disponen en un solo plano, como en un abanico.
Existe igualmente una gran variabilidad en cuanto al tamaño de las células nerviosas: los granos del cerebelo miden unas 5 u de diámetro, mientras que las grandes pirámides de la corteza cerebral miden unas 130 u.

Nervios
Sus elementos constitutivos fundamentales son los axones, que se hallan rodeados de tejido conectivo.
Los axones conducen impulsos nerviosos desde o hacia el Sistema Nervioso Central. En el SNC pueden distinguirse neuronas motoras, cuyos axones lo abandonan para incorporarse a los nervios y alcanzar a los efectores (glándulas, músculos, otras neuronas) y neuronas sensitivas, ubicadas en los ganglios espinales, a las que llegan los impulsos de la periferia, que luego continúan para ingresar en el SNC. Según esta distinción, se denomina a los axones: motores y sensitivos. La mayoría de los nervios son mixtos, ya que poseen ambos tipos de axones.

Células gliales
Son células de soporte del tejido nervioso. De forma estrellada y con numerosas prolongaciones ramificadas, envuelven al resto de las estructuras del tejido (neuronas, dendritas, axones, capilares) mediante delgadas lengüetas que se interdigitan entre ellas, formando una cerrada trama.

Ganglio
Se denomina ganglio al conjunto de células nerviosas que se encuentran en el curso de los nervios, es por lo tanto, masa de sustancia gris. Los ganglios del sistema neurovegetativo se dividen en cervicales, que son tres; dorsales, que son generalmente doce; lumbares o abdominales, que son cuatro pero pueden ser tres o cinco; simpático sacro, que son cuatro y a veces cinco.

Sistema nervioso
En el hombre se distingue el sistema nervioso central, o de la vida de relación, que rige las funciones de relación del organismo con el exterior y el sistema nervioso neurovegetativo o autónomo que preside las funciones de la vida vegetativa.

A) Sistema Nervioso de la vida de relación: se divide a su vez en Sistema Nervioso Central y Sistema Nervioso Periférico. Se encuentra relacionado con el Sistema Nervioso Autónomo por medio de fibras nerviosas o ramas comunicantes.
Todo el eje encefaloespinal se halla envuelto y defendido por tejido conectivo fibroso que forma las meninges: duramadre, piamadre y aracnoides. La duramadre es una cubierta gruesa y resistente que, a nivel del cráneo, está adherida a la tabla interna de la calota y a nivel medular está rodeada por el espacio epidural. Debajo de la duramadre se encuentra la aracnoides, estructurada por un tejido conectivo dispuesto en forma de una tela de araña. El conectivo se halla tapizado por el epitelio plano, que por el lado encefálico se ancla sobre la piamadre, la cual sólo se halla separada del tejido encefálico por una delgada membrana basal, que apoya sobre prolongaciones gliales.
En la aracnoides circula el líquido cefalorraquídeo y se disponen los vasos sanguíneos encefálicos. Sistema Nervioso Central, es el encéfalo que comprende el cerebro, cerebelo, bulbo raquídeo y tubérculos cuadrigéminos.
Tubérculos Cuadrigéminos, constituyen un centro de reflejos visuales. Los tubérculos son cuatro y se dividen en dos superiores y dos inferiores. En la región interior de dichos tubérculos se encuentra la glándula hipófisis, alojada en la "silla turca" del hueso esfenoides y que controla la actividad del organismo.
- Sistema Nervioso Periférico: son los 31 pares de nervios raquídeos que parten de la médula espinal; además de 12 pares de nervios craneanos que parten del encéfalo y se dirigen a distintos órganos de la cabeza (sólo uno de ellos, el peumogástrico (X), va al corazón y tubo digestivo).

B) Sistema Nervioso Autónomo: se compone de centros bulbares y medulares, así como de dos cadenas de 23 ganglios situados a ambos lados de la médula espinal, y preside las funciones de respiración, circulación, secreciones y en general todas las propias de la vida de nutrición. Los órganos inervados funcionan con entera independencia de nuestra voluntad; por esto se les llama sistema autónomo.
Atendiendo al origen y función de las fibras nerviosas se divide en dos grandes grupos:
- Sistema Nervioso Simpático: sus fibras se originan en la médula dorsolumbar y su función es descargar energía para satisfacer objetivos vitales.
- Sistema Nervioso Parasimpático: sus fibras nacen en los centros bulbares y sacro e interviene en los procesos de recuperación, se encarga del almacenamiento y administración de la energía.
Ambos sistemas tienen funciones antagónicas y complementarias.
El nervio más importante del sistema parasimpático se llama neumogástrico y sale del bulbo raquídeo.

Acto reflejo y acto voluntario
Se denomina acto reflejo a toda impresión transformada en acción, sin la intervención de la voluntad ni de la conciencia. En él intervienen dos corrientes nerviosas: una sensitiva, que va del sentido que recibe la impresión al centro nervioso (médula espinal) y otra motora, que es respuesta a la primera, que va del centro nervioso a la glándula o músculo. Ejemplo: al recibir un pinchazo, la impresión dolorosa es recogida por los corpúsculos sensoriales de la piel y transmitida por los nervios táctiles al centro nervioso (médula espinal) en donde, sin darnos cuenta, se produce una corriente motora (respuesta) que va a los músculos de la piel y mueve la parte herida para apartarla del instrumento punzante. Todo esto se hace sin intervención de la voluntad. Los actos reflejos se producen con mucha frecuencia en nuestra vida diaria.
El acto voluntario es idéntico al anterior, pero añade unas corrientes intermedias, o sea que, cuando la corriente sensitiva llega a la médula, en vez de producirse la corriente motora, prosigue la sensitiva hasta llegar al cerebro; allí nos damos cuenta de la sensación dolorosa y su causa. Es entonces cuando la voluntad establece una corriente motora (movimiento voluntario) y el miembro herido se aparta de la causa de la sensación dolorosa, o queda en suspenso dicha corriente y se siguen sufriendo los efectos dolorosos: todo depende de nosotros, de nuestro libre querer.
Pero hay otra modalidad de acto voluntario cuando la corriente motora parte directamente del cerebro sin que haya llegado a él una corriente sensitiva, sino por una idea que allí mismo se ha formado y que induce a la voluntad a establecer la corriente motora necesaria para verificar el acto que se ha pensado

SISTEMA OSEO
La función más importante del esqueleto es sostener la totalidad del cuerpo y darle forma. Hace posible la locomoción al brindar al organismo material duro y consistente que sostiene los tejidos blandos contra la fuerza de gravedad y donde se insertan los músculos que le permiten erguirse del suelo y moverse sobre su superficie. El sistema óseo también protege los órganos internos (cerebro, pulmones, corazón) de los traumatismos del exterior.

Hueso
En todo hueso largo, el cuerpo, generalmente cilíndrico, recibe el nombre de diáfisis, y los extremos, el de epífisis. La diáfisis está hueca, y su interior es ocupado por el tuétano o médula amarilla.
También en la epífisis hay gran número de cavidades formadas por el entrecruzamiento de los delgados tabiques óseos, los cuales contienen la médula roja, formadora de glóbulos sanguíneos. El periostio, que es una membrana muy tenaz y sumamente vascularizada, envuelve los huesos y permite que éstos crezcan en espesor; esta membrana es de gran importancia, pues por medio de sus vasos sanguíneos llegan a las células óseas la sustancias nutritivas.

Esqueleto humano
Está compuesto por huesos, ligamentos y tendones.
El esqueleto humano se forma por 203 o 204 huesos y se divide en cabeza, tronco y miembros.
En la cara los huesos son: maxilares, cigomáticos, nasales y la mandíbula, único hueso móvil de la cabeza, que sirve para la masticación.
Al cráneo le sigue la columna vertebral que está formada por las vértebras. Las vértebras son una serie de anillos colocados sobre todo de manera que el orificio central de cada una se corresponda con el del superior y el del inferior, de tal manera que en el centro de la columna vertebral existe una especie de conducto por el cual pasa la médula espinal, órgano nervioso de fundamental importancia. La articulación que se interpone entre una vértebra y la vértebra siguiente permite la movilidad de toda la columna vertebral, garantizando a ésta la máxima resistencia a los traumas. Entre una vértebra y otra existen los discos cartilaginosos, que sirven para aumentar la elasticidad del conjunto y atenuar los efectos de eventuales lesiones. Las vértebras son 33 y no son todas iguales; las inferiores tienen mayor tamaño porque deben ser más resistentes para realizar un trabajo mayor. Las primeras siete vértebras se denominan cervicales; la primera se llama atlas y la segunda axis. A las cervicales les siguen doce vértebras dorsales que se continuan a través de las costillas y se unen al esternón cerrando la caja torácica mediante los cartílagos costales, protegiendo los órganos contenidos en el tórax: corazón, pulmones, bronquios, esófago y grandes vasos. La columna vertebral continúa con las cinco vértebras lumbares. A éstas siguen otras cinco vértebras soldadas entre sí, que forman el hueso sacro y, por último, las últimas cuatro o cinco, rudimentarias, casi siempre soldadas entre sí, que toman el nombre de coxis o hueso caudal.
Los huesos de los miembros superiores comienzan con el hombro formado por la cintura escapular, de forma triangular aplanada, y por la clavícula, situada delante de la anterior, que es larga y curvada. La articulación del hombro es muy móvil, lo que permite mover el brazo en todas las direcciones, esta articulación junto con la de la cadera es una de las más importantes en el cuerpo humano. El hueso del brazo es el húmero, largo y robusto; el antebrazo lo forman dos huesos, el radio y el cúbito. El radio termina en el codo con articulación y el cúbito presenta (en correspondencia con el codo) un saliente que no permite al antebrazo plegarse cuando está distendido en línea recta con el brazo. Con los dos huesos del antebrazo se articula en su parte inferior la mano, que está formada por una serie de trece huesecillos: ocho llamados huesos del carpo, que son los que forman la muñeca, cinco denominados metacarpianos y que corresponden a la superficie dorso-palmar de la mano. Los dedos de la mano están formados por la primera, segunda y tercera falanges (el pulgar tiene sólo dos).
Los miembros inferiores están unidos al hueso sacro por medio de un sistema de huesos que se denomina cintura pélvica o pelvis, y que está formada por la fusión de tres huesos: ilión, isquión y pubis. Con la pelvis se articula el fémur, hueso de la cadera que es el más largo y más robusto de todo el cuerpo. En su parte inferior, el fémur se une a la tibia y al peroné, que son los dos huesos de la pierna. Esta unión tiene lugar en la articulación de la rodilla, de la que forman parte la rótula y los meniscos (dos discos cartilaginosos cuya rotura es muy frecuente en algunos deportistas) interpuestos entre los cóndilos femorales, la tibia y el peroné. Por último, a los huesos de la pierna se articulan los del pie: el calcáneo, el astrágalo, los huesos metatarsianos, los de los dedos, que tienen tres falanges, excepto el primero que tiene dos.

SISTEMA RESPIRATORIO
Respiración es el término utilizado para referir al proceso de intercambio gaseoso entre la atmósfera y el organismo. Por su intermedio se asegura la provisión del oxígeno molecular necesario para los procesos metabólicos en los organismos superiores y la eliminación del anhídrido carbónico producido en los tejidos. Este intercambio gaseoso se denomina hematosis. Para su realización el aparato respiratorio consta de un sistema de vías de conducción o vías respiratorias, una porción respiratoria, a cuyo nivel se realizan los intercambios gaseosos y un aparato músculo-elástico que asegura el transporte de los gases.
Aparato Respiratorio Humano
Está compuesto por:
- Vías respiratorias: que comprenden las fosas nasales, la nasofaringe, la laringe, la tráquea, el árbol bronquio-bronquiolar. Estas estructuras calientan, humedecen y filtran el aire inspirado antes de su llegada a la porción respiratoria pulmonar.
- Porción respiratoria del pulmón: constituída por el pulmón en donde se encuentran los bronquiolos respiratorios, los alvéolos y el tejido intersticial.
Nasofaringe: En la faringe se entrecruzan los conductos de los aparatos digestivo y respiratorio.
Los alimentos pasan de la faringe al esófago y de ahí al estómago; el aire pasa por la laringe y tráquea a los pulmones. Para evitar que los alimentos penetren en los conductos de la respiración, siempre que se deglute se aplica al orificio superior de la laringe, la nasofaringe, una especie de válvula llamada epiglotis (movimiento reflejo).
Tráquea: es un tubo hueco que se origina en la base de la laringe y termina dividiéndose o transformándose en los dos bronquios principales.
Su pared consta de una capa interna epitelial, una capa externa de tejido conectivo y una capa media -donde se encuentran los anillos cartilaginosos- que le sirve de sostén a fin de que la luz traqueal esté siempre abierta.
Porción respiratoria del pulmón: constituída por el pulmón en donde se encuentran los bronquiolos respiratorios, los aureolos y el tejido intersticial.
Dinámica de la respiración
En el ser humano, el proceso de respiración consta de tres fases: inspiración, transporte por la corriente sanguínea y exalación.
Los movimientos respiratorios de inspiración y exalación son los procesos mecánicos que permiten el traslado del aire del exterior del organismo a su interior (inspiración) y viceversa (exalación).
El aire penetra por las ventanas de la nariz, que se abren en la cavidad nasal. Sigue adelante por la faringe, laringe (contiene las cuerdas vocales), tráquea. La tráquea se divide en dos bronquios cartilaginosos, cada uno dirigido a cada pulmón. En el interior de éste, cada bronquio se subdivide en bronquiolos, los cuales a su vez se vuelven a dividir en conductos de diámetro cada vez más pequeño, hasta las cavidades finales llamadas sacos aéreos o alvéolos. En las paredes de los vasos más pequeños y de los sacos aéreos se encuentran unas cavidades diminutas llamadas alvéolos, por fuera de las cuales se disponen tupidas redes de capilares sanguíneos. En los pulmones el oxígeno pasa de los alvéolos a los capilares pulmonares y el dióxido de carbono se traslada en sentido opuesto, de los capilares pulmonares al interior de los alvéolos. Esto ocurre simplemente por el fenómeno físico de la difusión (cada gas va de una región donde está más concentrado a otra de menor concentración).
En los capilares de todos los tejidos del cuerpo, donde ocurre la respiración interna, el oxígeno por difusión, va de los mismos a las células en tanto el dióxido de carbono pasa en igual forma de las células a los capilares. El metabolismo ininterrumpido de glucosa y otras sustancias en la intimidad celular da lugar a la producción constante de dióxido de carbono y utilización de oxígeno; en consecuencia, la concentración de oxígeno siempre es baja y la de dióxido de carbono siempre es alta en las células con respecto a los capilares.
En todo el sistema el oxígeno pasa de los pulmones a la sangre y de ésta a los tejidos, de puntos de mayor a menor concentración, hasta ser finalmente utilizado por las células; el dióxido de carbono pasa de las células, donde se produce, a la sangre, a los pulmones y al exterior, siempre hacia zonas de menor concentración (diferencia de presiones).
Cantidad de aire respirado
En estado de reposo, el aire que entra y sale en cada movimiento respiratorio de un hombre adulto tiene un volumen de 500 ml. Una vez que ese aire ha sido expulsado, puede obligarse a salir otro litro y medio de aire mediante una expulsión forzada y aún queda aproximadamente otro litro que no puede salir ni con esfuerzo. Queda claro que durante una respiración normal queda en los pulmones una reserva de 2,5 litros que se mezclan con los 500 ml que penetran en la inspiración. Después de la inspiración de 500 ml, es posible, respirando profundamente, hacer penetrar tres litros más, y durante el ejercicio se puede aumentar el aire inspirado, de 500 ml a 5.000 ml en cada ciclo respiratorio.
Regulación de la respiración
Como las necesidades de oxígeno por el organismo son distintas en el reposo o en la actividad, la frecuencia y profundidad de los movimientos deben alternarse para ajustarse en forma automática a las condiciones variables. Es el centro respiratorio, ubicado en el bulbo raquídeo y la protuberancia, el que coordina los movimientos armónicos de músculos (separados) para llevar a cabo el proceso de la respiración.
SISTEMA URINARIO
El riñón sirve como verdadero órgano depurador o filtro del resto de los productos de deshecho proveniente de las combustiones respiratorias.
Defecación, excreción, secreción
Los términos defecación, excreción, y secreción pueden ser confundidos. La defecación se refiere a la eliminación, por el orificio anal, de deshechos y alimentos sin digerir, que en conjunto se llaman heces; el alimento ingerido no ha entrado en ninguna célula del organismo ni tomado parte en el metabolismo celular y por lo mismo no puede considerarse como residuo metabólico. La excreción se refiere a la eliminación de sustancias que ya no van a ser utilizadas en el organismo y que proceden de las células y la corriente sanguínea. La excreción de desechos por los riñones representa un gasto de energía de las células, en cambio, el acto de la defecación no requiere este esfuerzo por parte de las que tapizan las paredes intestinales.
Secreción es la liberación por parte de una célula de alguna substancia que se utiliza en otra parte del organismo de modo funcional; por ejemplo, las glándulas salivales segregan saliva utilizada en la boca y el estómago para la digestión. En las secreciones están comprendidas las actividades de las células secretorias, por lo que se requiere que éstas consuman energía.
Sistema excretor
El sistema excretor está formado por el aparato urinario que comprende dos glándulas secretoras donde se elabora la orina, los riñones; dos conductos colectores, que recogen la orina a la salida del riñón, los uréteres; un órgano receptor de la orina, la vejiga; y un conducto secretor que la vierte al exterior, la uretra. Las glándulas sudoríparas participan de este sistema excretando entre un 10% y un 5% de deshechos metabólicos a través del sudor que está compuesto por las mismas sustancias que la orina pero en una concentración mucho más baja.
La orina es un líquido transparente, de color amarillento, y lleva disueltas varias sustancias. Un litro de orina contiene normalmente agua, 10 mg de cloruro de sodio y dos productos tóxicos: la urea (25 g) y el ácido úrico (0,5 g). La urea es elaborada en el hígado con los productos procedentes de la combustión de las proteínas y llevados allí por la sangre. Sabido es que, en la respiración celular, el producto resultante es el anhídrido carbónico y el agua, que proceden de la oxidación de los lípidos y glúcidos. De las proteínas procede el nitrógeno que, al no poder ser eliminado por los pulmones, es conducido por la sangre al hígado y transformado allí en urea.
La proporción de urea en la orina aumenta con un régimen alimenticio de carne y disminuye con un régimen vegetariano.
En ciertas afecciones la orina puede contener otras sustancias, por ejemplo en el caso de la diabetes que trae excesiva proporción de glucosa.
La vejiga es una bolsa muscular y elástica que se encuentra en la parte inferior del abdomen y está destinada a recoger la orina que traen los uréteres. Su capacidad, variable es por término medio de un tercio de litro. La uretra es un conducto por el cual es expulsada la orina al exterior, empujada por la contracción vesical; se abre al exterior por el meato urinario y su base está rodeada por el esfínter uretral, que puede permanecer cerrado a voluntad y resistir el deseo de orinar.